miércoles, 7 de abril de 2010

Ciudad pipil fue dividida en 180 lotes por el ISTA



»Son 10 manzanas de tierra con 200 plataformas y 53 pirámides. Se cree que fue el hogar de unos 10 mil pipiles en el año 600 d.C.

Eugenia Velásquez Amásdedosmetrosbajotierray residuos volcánicos se esconde una ciudad pipil que data del año 600 d.C. Su historia no ha sido revelada por la falta de investigación y, sobre todo, porque el terreno de 10manzanas localizadas en el cantón Tacachico, de Que-
zaltepeque, enLaLibertad, fue repartido en 180 parcelas por el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA).
El sitio es protegido por una ordenanzamunicipalyunadeclaratoria de bien cultural. Pero los agricultores siguen en el sitio, cultivan, en su mayoría, granos básicos y muchas vasijas y otros objetos han sido sustraídos.
Parte de la pirámide central de la ciudad, el lugar donde los pipiles estudiabanlos astros, luce cercada con alambres de púas (VERAN EN LA IMAGEN DE ABAJO). Este sitio arqueológico es conocido como Pueblo Viejo, LasMarías y fue descubierto en 1978.












EL CERCO divide parte de la pirámide central. Allí, los pipiles estudiaban los astros.


Cuando el ISTA adjudicó los lotes, a finales de la década de los 80, se conocía la existencia de los vestigios arqueológicos. Pero ello no detuvo la entrega de terrenos que, en su mayoría, son áridos.

VALOR HISTÓRICO
Los especialistas no han podido excavar en esta zona para develar por completo la ciudad. Además de estar lotificada, se necesitan $15millones para investigarla, estima, Antonio Casquín, historiador de la alcaldía de Quezaltepeque. La considera más grande en extensión, que la ciudad tolteca de Tula, en el Estado de Hidalgo México,de16kilómetroscuadrados.
Lo que se ha identificado a la fecha es la ubicación de 200 plataformas y 53 pirámides, gracias a que el fuego durante la guerra dejó al descubierto los trazos y formas de estas estructuras delineadas con rocas. Casquín presume que se trató de una ciudad amurallada, en la que se asentaron unos 10 mil indígenas.
La pirámide central está orientada al sur con el volcán Quezaltepeque o de San Salvador;al norte, con el cerro El Chino,de El Paisnal; y se localiza justo enmedio del cruce enformaverticaldel río Sucio y en horizontal el afluente Tacachico. Casquín cree que para lospipiles eraunsitiosagrado para observar el cielo.
“Lapirámide tiene la intención de reproducir un mapa estelar, tiene que ver con las estaciones y los procesos de producción”, explicó Casquín. Opina que los pipiles escogieron este sitio para hacer investigación astronómica.
Detectaron que estaba inmerso en otra dimensión, debido a la irradiación cósmica del lugar.
La ciudad fue el escenario entre los años 600 y 900 d.C. de los mortales juegos de pelota realizados cada 50 años por los pipiles, de descendencia azteca, en los que el perdedor era decapitado.
La ciudad tiene amparo legal desde hace tres años; sin embargo, poco o nada se ha hecho por cuidarla.
El 27demarzode 2007, entró en vigenciaunaordenanzamunicipal con el fin de “proteger y conservar” cerca de 35 sitios arqueológicos ubicados en Quezaltepeque, entre ellos el de Pueblo Viejo, Las Marías. El 18 de abril de ese año, la ciudad fue elevada a la categoría de “bien cultural” por el Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura), hoy Secretaría de la Cultura. En el sitio de internet de la FundaciónNacional deArqueología (Fundar) está clasificada como “el mayor sitio arqueológico conocido en El Salvador”.
Casquín lamenta que nada de lo anterior se pueda aplicar. La faltadefondosesunabarreraque limita a las instituciones frente a un problema mayor como es devolverle al Estado estas tierras.
La nula vigilancia de este sitio ha permitido que joyas arqueológicas nativas, como vasijas de barro que servían para enterrar a los muertos, hayan sido hurtadas. Ante el desconocimiento del valor que estas piezas tienen, habitantes que las han encontrado, las ocupan para guardar agua. Algunas han sido recuperadas para exhibirlas en elmuseomunicipal.
Casquínexplicóque lospipiles envolvían los cadáveres con telas y luego los colocaban amarrados de manos y pies, en forma fetal, dentro de las vasijas para después enterrarlos.
Si el fallecido era hombre, ponían una flecha de jade oscuro con la punta hacia arriba sobre la superficie del suelo. Si era mujer, la pieza era blanca y cuadrada (ver ilustración).

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