jueves, 27 de agosto de 2015

El coleccionista de los lencas

Ramírez presenta una de las piezas. En general, su colección está compuesta por piezas pequeñas, aunque no por eso menos importantes.

Desde muy temprana edad, Mauricio Ramírez se interesó por la cultura lenca, ya que nació en Quelepa. Su fascinación fue tan grande que inició una colección privada, legalmente registrada e integrada por alrededor de 260 piezas. Él tiene en edición un libro titulado “Los orígenes lencas de El Salvador. 
En su infancia, al igual que otros niños, visitaba los campos de algodón en Quelepa, donde encontraba piezas arqueológicas. Las recolectaba. En general, hallaba pequeños rostros hechos de cerámica, por los cuales los dueños de las algodoneras pagaban entre uno y cinco centavos de colón. Pero un día no quiso realizar la venta. Guardó una pieza, luego otra y otra. Así inició su colección y su pasión por los lencas, según sus propias palabras.

Su nombre es Mauricio Ramírez. Tiene 43 años. Es abogado, autor del libro “Los orígenes lencas de El Salvador” –que se encuentra en edición– y coleccionista privado. Tiene alrededor de 260 piezas, de las cuales la mayoría son lencas: probablemente 180.
Entre esos vestigios se encuentran piezas sorprendentes. Hay una minipiedra de moler que según le han dicho arqueólogos del Museo Nacional de Antropología David J. Guzmán (MUNA), era uno de los juguetes de los niños de esa época; un plato de la fertilidad, que aún conserva muchas de sus imágenes; y una figura cuya importancia radica en su proceso de creación, pues fue tallada encima del molde, algo inusual.
“Yo nací en una zona arqueológica. El pueblo más cercano a San Miguel es Quelepa, ‘el jaguar de piedra’, que fue el centro ceremonial y político de los lencas”, explica Ramírez, quien afirma que esta es una de las razonas por las cuales la mayoría de piezas son de Quelepa.
Sin embargo, Ramírez tiene más razones para coleccionar piezas de esta civilización. “Los lencas son los más antiguos. Es una belleza la cultura maya, pero cuando reviso la historia, se sabe muy poco de los Lencas, o la información está dispersa. Estuvieron antes de Cristo y por eso nace esa pasión”, explica Ramírez, quien recuerda que desde muy joven tomó la determinación de saber qué eran esas piezas, por qué fueron creadas y quiénes fueron sus creadores.
Con estas ideas en mente –una vez que regresa a Quelepa tras haber emigrado a San Salvador para formarse profesionalmente–, Ramírez realiza una investigación. Crea su segundo libro, que recoge toda la información referente a la historia lenca del país; por esta razón, el documento contiene temas como la arqueología de El Salvador, los antecedentes históricos lencas del país y la ruta Copán-lenca, entre otros. Aunque, según sus palabras, su objetivo principal con el libro es explicar la parte legal de la arqueología, no solo a través de la Ley Especial de Protección al Patrimonio Cultural de El Salvador, sino por los convenios internacionales.
Asimismo, Ramírez se preocupa por la parte legal de su colección. Se acercó al MUNA e inició el registro de las piezas arqueológicas. “Es mentira de que si uno lleva piezas se las quitan. La ley permite que estén en manos privadas; lo único que se controla es que estén como riqueza del patrimonio cultural de El Salvador y lo que evitan es su exportación o venta ilegítima”, explicó el abogado.


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